La profesora emérita de la Universidad de Oxford ha publicado en Princeton un precioso librito cuyo título puede entenderse de dos maneras, una más contundente que la otra, que denuncia el confinamiento de los Estudios bizantinos al margen de la historiografía universal, una marginación de la que también los bizantinistas son responsables.
Puesto que la autora ha dedicado gran parte de su actividad investigadora a la Antigüedad tardía —Cameron reconoce sentir nostalgia por la antigua denominación de esta etapa, “Early Byzantium”—, una de las lanzas que rompe es por la continuidad entre el Imperio romano tardío y Bizancio. Pero las hay más sorprendentes en su pluma: Cameron reconoce, sin ir más lejos, que los últimos siglos de Bizancio siguen infraestudiados y que sus obras teológico-políticas merecen ser editadas y estudiadas a fondo y con una metodología renovada, como se ha hecho con los textos similares de los primeros siglos del Cristianismo y del conflicto iconoclasta.
Os animo a abordar la lectura de este libro, muy recomendable para comprender el presente de los Estudios
bizantinos, pero también una buena introducción a la civilización
bizantina.
Más información en la Princeton University Press.
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